jueves, 17 de enero de 2013

Copa del Rey: ¿Por qué no a partido único?


Inmersos en plenos cuartos de final de Copa del Rey, esta noche hay un Atlético Madrid vs Betis apasionante, es un buen momento para analizar un torneo que vuelve a pasar por tiempos felices tras unos años de decadencia. 

No cabe duda, que estamos ante una competición que siempre nos deja emoción y resultados sorprendentes en los que el equipo teóricamente inferior supera al grande. Incluso suele ser habitual la presencia de algún conjunto que se destapa en la Copa y se gana el apoyo de los aficionados. 

Sin embargo, la Copa ganaría en adeptos con otro formato. Es de las pocas competiciones coperas a doble partido en el viejo continente, lo que resta posibilidades a numerosos equipos y emoción y espectáculo para el espectador. Un formato de competición, el de partido único, que fue probado hace varias campañas pero que terminó siendo rechazado rotundamente por los equipos grandes, cansados de hacer el ridículo por los estadios humildes de España. Así pues, se retomó la vía del doble partido matando definitivamente a los humildes y dejando la Copa como bocado menor para los grandes aunque capaz de llegar a salvar una temporada. Es curioso comprobar cómo, año tras año, esos mismos equipos se quejan de las apreturas del calendario y el exceso de partidos pero se niegan a reducirlos en Copa. Además, el formato de partido único provoca que todos los equipos tengan las mismas opciones de llegar lejos y solo los mejores o los que más en serio se tomen la competición, alcancen la gloria. 

Por otra parte, hace ya unas temporadas que los grandes también se vienen tomando en serio la Copa. Pasados los años grises y oscuros en los que equipos como el Real Madrid o el Barcelona tiraban la Copa a las primeras de cambio ante rivales de menor entidad, los conjuntos de Primera pelean por el título con todas sus energías lo que ha dado lugar a que la Copa retome su emoción y espectáculo en plenitud. Por eso, una competición a partido único aumentaría más si cabe esa emoción y abriría la Copa a otros posibles candidatos. La posibilidad, además, de sortear el lugar donde se disputa el partido para que no fuera siempre en el campo del equipo pequeño, que también provocó las quejas de los grandes, proporcionaría al torneo más justicia e igualdad. El ejemplo es sencillo. Solo habría que fijarse en Inglaterra o Alemania donde ya se aplica y cuyas competiciones coperas, sobre todo la inglesa, gozan de un prestigio reconocido en todo el continente.

La Copa es un torneo sencillamente espectacular, pero en los tiempos que corren todo lo que sea hacerlo lo más apetitoso posible para todos debería constituir una prioridad. No puede ser que sea solo lugar para los grandes equipos del país. La cuestión es que sea el torneo de todos. Ese en el que no importe el presupuesto, los socios o el salario de la plantilla, sino la ilusión, el esfuerzo y el fútbol de verdad.

Veremos si en algún momento los dirigentes entran en razón y la Copa del Rey recupera un esplendor que, a pesar de la ligera recuperación de nuestros dias, ha ido perdiendo con el paso del tiempo, sobre todo entre el aficionado.

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